IML25 de enero de 2020

Las verrugas anales, también conocidas como condilomas acuminados, son una infección de la zona perianal provocadas por el virus del papiloma humano (VPH); estas afectan tanto el interior como la periferia del orificio anal, llegando a mostrarse como lesiones benignas que- dependiendo del subtipo viral que las induce- alcanzan gran tamaño o degeneran el tiempo en cáncer. A pesar de que la mayoría de los casos de complicaciones oncológicas del ano ocurren en personas de 50 años o más, su génesis compete a etapas más tempranas de la vida.

Contenido

  • Contagio y evolución
  • Cuadro clínico habitual
  • Sospecha de complicación oncológica
  • Prevención

Contagio y evolución

El VPH es un virus que se adquiere por contacto; de tal manera que está asociado a la práctica de sexo anal sin protección y representa una de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) más comunes. Aunque resulta poco frecuente, una persona también puede infectarse con el virus sin tener propiamente una penetración anal, ya sea por manipulación de una lesión activa o a través de los fluidos de una pareja sexual infectada que pasan cerca de los genitales.

Antes de su aparición como verruga el contagio del virus llega a manifestarse como manchas o crecimientos tan pequeños como la cabeza de un alfiler. Si no se eliminan través de algún tratamiento ambulatorio o quirúrgico pueden llegar a ser tan grandes que provocan la oclusión de toda la zona anal.

Cuadro clínico habitual

El VPH a menudo permanece en el cuerpo de modo asintomático, ya que las verrugas solo aparecen ante condiciones de baja inmunidad. Una vez que brotan no suelen provocar dolor, de modo que las personas rara vez se dan cuenta de que ha ocurrido un contagio. Generalmente, el síntoma principal se corresponde con la presencia de pequeños nódulos de apariencia húmeda de color marrón claro o rosado, los cuales se observan a través del orificio anal o en su periferia; aunque en ocasiones crecen como “coliflor”. Dependiendo de su ubicación provocan comezón o la sensación de un bulto extraño que se moviliza con el esfuerzo para defecar. Si las verrugas sufren una fuerte fricción, dejan rastros de sangre o de secreción mucosa.

Sospecha de complicación oncológica

Los signos y síntomas del cáncer de anal, promovidos por la infección de VPH incluyen los ya mencionados, no obstante, dependiendo de su tamaño y grado de infiltración local, el sangrado, dolor y picazón llegan a abarcar tanto el ano como el recto. Para hacer una diferenciación con lesiones benignas se recomienda realizar una inspección externa y una endoscopia que detecte condilomas internos y permita hace un estudio de las células por medio del microscopio. Aunque un bajo porcentaje de cáncer rectal se propaga, se recomienda una exploración pélvica para descartar metástasis, sobre todo a hígado y pulmones.

Prevención

La abstinencia sexual o el sexo seguro con condón ayudan a prevenir el VPH y el virus de inmunodeficienciahumana (VIH), dos variedades virales de transmisión sexual que aumentan el riesgo de padecer cáncer anal. También se recomienda evitar el consumo de tabaco (considerado un factor de riesgo importante) y recurrir a la administración de vacunas (Gardasil y Cervarix) que mitiguen el riesgo de algunos subtipos asociados a un proceso oncológico. En el Instituto Médico Langle contamos con especialistas en proctología y coloproctología ampliamente capacitados en la detección y tratamiento oportuno de verrugas anales. No dude en acudir a nuestro centro, será un gusto ofrecerle un plan de terapéutico efectivo y mínimamente invasivo.

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