IML16 de agosto de 2020

Generalmente, un paciente en un estadio temprano de cáncer colorrectal no presenta síntomas, es por ello que resulta indispensable que, a partir de los 50 años, todo individuo se realice con periodicidad algunos estudios diagnósticos para detectar lesiones intestinales que puedan crecer o diseminarse. Cuando un tumor aumenta mucho en sus proporciones, algunos pacientes pueden presentar una oclusión intestinal que genera dolor abdominal, sangrado en las heces fecales, cambio en los hábitos defecatorios y anemia que promueve debilidad, fatiga y falta de aire. 

Signos de alarma

Una de las manifestaciones altamente sugestivas de cáncer colorrectal es el sangrado rectal agudo. Este se hace evidente como tiras rojas que se hacen visibles en las deposiciones, en la tasa del baño o en el papel higiénico luego de evacuar. Si la hemorragia proviene de una lesión ubicada en una zona más alta del tubo digestivo, las heces fecales llegan a percibirse ligeramente oscuras o casi negras. Un cambio en la forma de las evacuaciones (de gruesas a delgadas), acompañado de calambres constantes en el abdomen bajo, así como la sensación de querer ir al baño teniendo el intestino vacío, puede ser otros síntomas de alerta. Cuando estas manifestaciones se acompañan de la alternancia de episodios con estreñimiento y diarrea, falta de apetito o pérdida involuntaria de peso, es necesario acudir con prontitud al especialista para hacer el diagnóstico y el tratamiento oportuno del problema.

En casos de cáncer avanzado el paciente puede mostrar una pérdida considerable de peso que se acompaña de un deterioro en el funcionamiento general del individuo. Además, cuando se da la diseminación del cáncer por vía linfática o sanguínea, llegan a presentarse síntomas en órganos tan distantes como el pulmón. 

¿Qué hacer ante este cuadro clínico?

Entre los estudios comúnmente recomendados, para el diagnóstico y el tratamiento del cáncer colorrectal (ya sea de manera temprana o tardía), destaca la identificación de sangre oculta en las deposiciones o la visualización de alguna anormalidad en la mucosa intestinal por medio de estudios de imagen y biopsias. 

A través de una reacción inmunoquímica con la hemoglobina es posible detectar sangre oculta en las heces fecales que sugieren un sangrado en el trayecto del intestino grueso por efecto de una lesión en la mucosa intestinal. Además, mediante la colonoscopía y la rectosigmoidoscopía flexible se logra ver de manera directa el interior del tubo digestivo para advertir crecimientos que sugieran la presencia de pólipos neoplásicos o benignos. Estos pueden ser aplanados o de forma pediculada, es decir, con un pequeño cuello que sostiene un abultamiento mayor en la parte superior. Un dato de malignidad implica la degeneración de las células del tumor- observadas al microscopio- o la infiltración de una lesión que provoca ulceración y sangrado local.

Es importante que ante factores de riesgo como la edad (sexta y séptima década de la vida), el tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo o una alimentación con exceso de grasas y productos procesados, así como el antecedente de cáncer colorrectal en algún familiar, se realice un monitoreo estrecho antes de que se presenten molestias clínicas. En el Instituto Médico Langle tenemos especialistas altamente capacitados en la identificación de cáncer y en tu tratamiento. ¡Acércate a nosotros! Será un placer atenderte. 

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