• 29 de marzo de 2021
Las hemorroides por sí mismas no incrementan el riesgo de cáncer colorrectal; sin embargo, la presencia de pólipos o de condilomas acuminados (que sí son precursores de una anormalidad oncológica) pueden provocarte síntomas similares.
La mejor manera de distinguir las lesiones del ano es el examen macro y microscópico de la zona bajo la supervisión de un especialista.
Contenido:
- ¿Qué sin las hemorroides?
- ¿Qué son los pólipos?
- ¿Qué son los condilomas acuminados?
- Distinción clínica
- Evolución a cáncer
- ¿Cuándo acudir con el especialista?
¿Qué son las hemorroides?
Las hemorroides son venas de la zona anorrectal que tienden a dilatarse cuando las válvulas internas fallan y se acumula sangre desoxigenada en su interior. Son provocadas por el estreñimiento crónico, el embarazo, la obesidad y otras condiciones que incrementan la tensión intraabdominal. También son promovidas por la práctica del sexo anal con poca lubricación y de manera brusca.
¿Qué son los pólipos?
Un pólipo es un conjunto de células que se agrupa en el revestimiento mucoso del colon y se proyecta en su luz. Este crecimiento desordenado se debe a mutaciones en el material genético del tejido sano. De acuerdo a su evolución pueden ser neoplásicos (asociados a cáncer) o no neoplásicos.
¿Qué son los condilomas acuminados?
Los condilomas son verrugas provocadas por la transmisión del virus del papiloma humano (VPH) mediante el contacto sexual. Estas aparecen por dentro y fuera del orificio anal e incluso en las áreas genitales. La mayoría degenera en un cáncer intraepitelial, de ahí la necesidad de resecarlos.
Distinción clínica
Mientras que las hemorroides suelen presentarse como un bulto blando, que dependiendo de su tamaño y ubicación sobresale o no por el orificio anal, los pólipos y los condilomas adquieren formas planas, pediculadas o como coliflor, que, además, se distinguen por crecer de manera aislada o múltiple. Tanto las hemorroides como los condilomas provocan picazón, dolor o sangrado, sobre todo cuando tienen una fricción constante con la ropa interior y las superficies en donde uno se sienta. Los pólipos, en cambio, pueden permanecer asintomáticos durante un tiempo promedio de diez a veinte años, ya que son de un crecimiento bastante lento. De ahí la importancia de que conozcas los signos y síntomas de alarma que ameritan estudiarlos a un nivel microscópico (por ejemplo: dolor abdominal, sangre en heces y cambios en los hábitos intestinales por más de una semana).
Evolución a cáncer
En teoría todo pólipo intestinal tiene el potencial de malignizarse, es decir, de formar una tumoración que destruya las estructuras circundantes o que se disemine a otros órganos a través de la circulación sanguínea y del drenaje linfático. Es bastante común que un crecimiento ubicado inicialmente en el recto o en el colon se extienda a zonas tan alejadas como el hígado, el peritoneo o el pulmón (complicación conocida como metástasis). (ver figura 1)
En el caso de los condilomas, algunos subtipos del VPH son los que provocan cáncer. La mejor manera de diagnosticarlos y de evitar su degeneración es mediante una biopsia con la que se distingan los cambios a nivel celular.
¿Cuándo acudir con el especialista?
Los pólipos que miden más de centímetro de diámetro tienen un mayor riesgo de derivar en cáncer; si a esto se añade que tengas más de cincuenta años, antecedentes familiares de cáncer de colon o de pólipos benignos, además de una variedad vellosa (que tiende a ser plana y extenderse más fácilmente), es importante que acudas con un especialista para programar un chequeo regular mediante colonoscopia o alguna exploración rectal. En el área de proctología del Instituto Médico Langle contamos con un equipo médico altamente capacitado y con tecnología de punta para prevenir y tratar distintas lesiones intestinales.
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